Por Verónica Valeria De Dios Mendoza
Si hubiera que juzgar sumariamente la violencia sexual hacia las mujeres, ejercida en nuestro tiempo, diría simplemente: imperceptible. A pesar de que las agresiones sexuales hacia las mujeres constituyen un problema vigente en los oídos de la humanidad, persisten otros casos que son difíciles de ser visibilizados y reconocidos como tal por las propias víctimas.
Cuando una mujer manifiesta haber sufrido una violación sexual, la sociedad mayormente asume que la agresión proviene de un sujeto desconocido, en un contexto donde no existía consentimiento inicial y se utilizó violencia física. Pero esa percepción está atravesada por un imaginario social insuficiente en el que sólo se identifica la violación desde la parcialidad y no desde la totalidad.
Violación sexual y matrimonio o uniones de pareja, se asumen como conceptos enteramente ajenos. Las relaciones sexuales forzadas se perciben desde la normalidad, la apropiación sobre los cuerpos ajenos rebasa la voluntad de las partes involucradas reforzando por ende el estigma de la mujer como mero instrumento de placer a la merced del dominio masculino en donde la dignidad de estas pasa a segundo plano.
La Organización Mundial de la salud estima que el 35% de las mujeres de todo el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual por parte de su compañero sentimental o violencia por parte de una persona distinta a su compañero sentimental en algún momento de su vida. Sin embargo, algunos estudios a nivel nacional reflejan que hasta el 70% de las mujeres ha experimentado violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental durante toda su vida. La mayoría de las personas se alarmarán al leer datos como estos. Sin embargo, lo que todavía se ignora es que en el mundo cientos de mujeres son violadas, casi sin saberlo, debido a una cultura donde las relaciones sexuales no son una elección, sino una obligación incuestionable dentro de las relaciones sentimentales. (1)
Otra de las más fervientes confusiones radica en la violencia física como elemento indispensable para llevar a cabo la violación. El uso de la fuerza física, golpes y otro tipo de lesiones no resultan indispensables para cometer dicho delito. El código penal federal establece que incurre en el delito de violación al que por medio de la violencia física o moral, tenga cópula con persona mayor de edad cualquiera que sea su sexo. (2) Desde este punto, la violencia moral como las amenazas, pueden ser suficientes como uno de los medios comisivos que se requieren para la configuración del delito de violación. Es decir, debe darse antes o concomitante a la acción en que el sujeto activo impone la cópula, pues es en virtud de la amenaza que constituye la violencia moral que el sujeto pasivo soporta la conducta ilícita. Esto implica por tanto un consentimiento dado por parte de la víctima pero irremediablemente dotado de nulidad por contener vicios. La manipulación emocional cuando existe una negativa a tener relaciones de tipo sexual, es una manifestación de violencia psicológica que se basa en presiones sobre la mujer, para obligarla a actuar en cierto sentido.
Por otra parte el consentimiento inicial para copular no supone un consentimiento definitivo. La violación puede ocurrir en el transcurso de una relación sexual que previamente fue consentida, pero posteriormente manifiesta una negativa de continuación. Esto lleva a muchas mujeres a desconocer que han sido violadas sexualmente, pues se sienten responsables y culpables por haber acordado mantener relaciones sexuales que más tarde no quisieron iniciar o que durante el acto sexual se negaron continuar. Una mujer puede consentir la introducción total o parcial del miembro viril u objeto distinto en su cuerpo, sea por vía vaginal, oral o anal; pero en el momento en que dice que “no”, es no. Y cualquier intento sexual posterior constituye una violación.
Algunas de las confusiones que pesan actualmente sobre la violación, son simplemente una extensión y subrayado de las que pesan tradicionalmente sobre las mujeres. La responsabilidad que se les otorga al sexo femenino sobre sus propias agresiones, legitiman la violencia de género. La hora, el lugar, la vestimenta se utilizan erróneamente como parámetros que tienden a determinar el consentimiento sexual. Una investigación realizada por la organización británica Haven, la cual se dedica a brindar apoyo a mujeres violadas, señaló que varias de las mujeres que fueron encuestadas consideran que algunas víctimas de violaciones tienen un porcentaje de responsabilidad en el hecho. Entre ellas, el 75% dijo que si una mujer accedió a ir a la cama con el agresor previamente a llevarse a cabo la agresión sexual, debe aceptar una cuota de la responsabilidad. (3) Es decir, la penetración asumida desde un consentimiento inicial erróneamente supone un consentimiento definitivo.
Esta historia me recuerda al caso de una joven de 19 años de edad del Estado de Tamaulipas, quien termino siendo violada en una cita a ciegas hecha por vía Facebook. La joven se quedó de ver en un sitio con el sujeto para después ir a un antro a bailar, de esta manera el sujeto introdujo droga en su bebida, ella perdió el conocimiento y cuando despertó estaba en un motel desnuda y violada. Fue ella misma quien desde su celular llamo a sus familiares y a la línea de emergencia para que la auxiliaran, al verse descubierto el agresor confesó que había echado una sustancia a su bebida con la finalidad de dormirla y cometer su objetivo. Cuando la noticia se dio a conocer, se desataron toda una ola de comentarios en facebook que evidenciaron a algunos usuarios que defendían el accionar del sujeto y culpaban a la chica de haber propiciado dicha agresión. De nuevo, que ella hubiera decidido salir con un desconocido lleva a la sociedad a entender que la agresión mantiene una justificación. La cultura de la violación transforma a las víctimas en culpables.
Ciertamente, si de una erradicación de la violencia sexual hacia las mujeres apenas parcial se llega a la completa, habrá que acabar de una vez con la incompleta noción que se tiene a cerca de la violación. Pues la incapacidad de mujeres y hombres en identificar sus alcances, no ha hecho más que aumentar la dificultad para erradicar la violencia de género.
NOTAS
- Organización Mundial de la Salud, Departamento de Salud Reproductiva e Investigación, Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, Consejo Sudafricano de Investigaciones Médicas. 2013. Global and regional estimates of violence against women: prevalence and health effects of intimate partner violence and non-partner sexual violence, p. 2. Para obtener información individual por países, véase The World’s Women 2015, Trends and Statistics, capítulo 6, Violence against Women, Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, 2015.
- Congreso de la unión. Código penal federal. [En línea] 14 de agosto de 1931. [Citado el: 07 de abril de 2017.] https://www.imolin.org/doc/amlid/Mexico/Mexico_Codigo_Penal_Federal.pdf.
- Mundo, BBC. Nada justifica una violación sexual. 20 de febrero de 2010.